Paul Preston



Historiador británico, autor de una de las muchas biografías de Franco. En ella,  reflexiona sobre la figura del dictador. Al comienzo de sus estudios ―siempre según el propio autor―, Franco era un militar de mediana personalidad, un ser mediocre, falto de talento, que contó con la ayuda de Hitler y Mussolini para, con una represión feroz, lograr gobernar España durante 40 años; después, un personaje con unas cualidades políticas dignas del mismísimo Maquiavelo. Según Preston ―teoría de una gran mayoría de historiadores―, la personalidad de Franco se fraguó en su infancia y en la relación que mantuvo con su padre; además, alargó deliberadamente la guerra civil con el fin de exterminar la República y, ya en el poder, su mayor preocupación fue mantenerse en el cargo.


Pero, si el franquismo tenía tanto de lo que enorgullecerse, habría que preguntar por qué fueron tan implacablemente purgados los archivos policiales, judiciales y militares en los años cuarenta. También de modo significativo, el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores español carece casi por completo de documentos sobre el período de idilio de Franco con Hitler. La redención significó cruentas purgas políticas que continuarían mucho después de haberse ganado la guerra. Esta represión, si bien no negada, fue siempre calificada por Franco y sus acólitos de operaciones policiales legítimas. Incluso las más conservadoras investigaciones posteriores de la represión de posguerra han producido cifras de decenas de miles de víctimas. A la tortura hay que achacar el gran número de suicidios en las cárceles; las autoridades, que se consideraban estafadas por estos «evadidos» de su justicia, reaccionaron a menudo ejecutando a un pariente del preso. La pormenorizada reconstrucción de la represión ha sido uno de los aspectos más notables de la reciente explosión historiográfica española.

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