El libro

Sinopsis:

     Don Dimas, un maestro de escuela nonagenario, recluido en una residencia que le trae malos recuerdos y en la que —los ha contado— lleva seiscientos días con sus noches, conoce a un tipo que, entre reservado y excéntrico, recela de su existencia.

El abandono de unos hijos esclavos del dinero, en una sociedad más mecánica y menos humana, y las manecillas de un reloj, que cada vez desfilan más despacio, harán que entre don Dimas y Anselmo, que así se llama, surja una gran amistad y descubran que tienen en común, al menos, cuatro cosas: el amor por la lectura, frecuentar La Fuente Chica —el pueblo en el que, allá por el año 1925, nacía don Dimas—, convivir en la residencia y padecer las secuelas de la guerra.

Presos de sus vidas, los ancianos mantendrán largas y provechosas conversaciones. En una de ellas, don Dimas, llevado por un sexto sentido, aunque le da miedo pensarlo, descubrirá quién es en verdad Anselmo y éste, porque su vida es una mentira, le pedirá conocer más de aquellos tiempos. A partir de ese momento, el maestro, de su puño y letra,  redactará en un cuaderno, año a año, con sentimiento, con rigor histórico, al detalle, todo cuanto aconteció durante la guerra en La Fuente Chica. Bueno, todo no. Sólo cuando cree que su tiempo se ha cumplido, con el fin de tranquilizar su conciencia y la de Anselmo, porque aquella cara le acompaña a todas partes, don Dimas decidirá contarle otro secreto.

La memoria de las abejas es una cautivadora historia de la sociedad rural de la época y, sobre todo, un dulce y, a la vez, amargo relato sobre la memoria de un pueblo.

Leer capítulos:







El título: 

     Las abejas, a pesar de su corta vida, afirman los científicos, aprenden muy rápido y tienen una gran capacidad para orientarse. También han descubierto los investigadores que la primera información que retienen es provisional, pero si la acción se repite varias veces la señal queda grabada y recuerdan, pasado un tiempo, aquellos lugares alejados de la colmena en los que vislumbraron el tono  amarillo de unas flores. La memoria del hombre, que es una capacidad que se mantiene y trabaja, sólo difiere de la de estos insectos en que es selectiva y admite el olvido. Remediémoslo, porque sin memoria y sin recuerdos sería complejo entender esta sociedad e imposible saber quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.


2 comentarios:

  1. Buena crítica la realizada por Nicolás Miñambres en diario ABC CyL

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  2. He leído el comentario del libro firmado por Nicolás Miñambres en el Diario ABC CyL, muy recomendable y positiva.

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